Un día en la primaria, mis amigos y yo, jugábamos al cañito bolero, con una pelotita y al que se le hacia un 'cañito' le pegaban patadas hasta que tocara casa (una pared o puerta), y recién ahi le dejaban de pegar.
Como todos los dias a la mañana en el primer recreo estábamos jugando y uno le pegó a la pelota y la tiró a la otra punta de la galeria donde había una puerta cerrada y llena de telas de arña donde todos decian que habia un 'viejo' y tanta mala suerte que la pelotita pasó por debajo de la puerta (y se perdió).
Ninguno de nosotros quería ir a recuperarla entonces empujábamos y mandamos al que había tirado la pelotita.
Obviamente que no quería ir pero fué. Se acercó en cámara lenta, mientras que todos lo mirabamos. Abrió la puerta, entró. Se escucharon muchos ruidos y un golpe muy fuerte. Después gritos.
Todos nis mirábamos aterrorizados y nos preguntamos.. ¿Qué le pasó?; ¿Se lo comió?, ¿Lo mató?
Haciamos silencio para poder escuchar que pasaba. Cada tanto sonaba un grito de auxilio...
Todos nos volvíamos a mirar pero esta vez desconcentrados y decidimos entrar todos juntos. Apenas traspasamos la puerta nos dimos cuenta que era un sótano, con mucho miedo bajamos temblando de miedo y encontramos a nuestro amigo pidiéndonos auxilio porque tenía un esqueleto sobre él. Pero ninguno sabía que era de plástico, fue hasta que nos dimos cuenta porque era muy brilloso.
Asi que lo agarramos a él, y recuperamos la pelotita.
Una vez que salimos todos, cerramos la puerta y corrimos muy rápido, no jugamos más
Cerca de esa puerta embrujada. Demasiado para un día.
Al otro día seguimos jugando nuevamente...
martes, 8 de diciembre de 2009
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